
La tensión de los brazos, la rigidez de los movimientos y la dificultad de relajar el gesto manual apartaban a Ángel del ejercicio de coloreado de cuentos, que requiere cierto control a la hora de mantener el pincel en áreas delimitadas por contornos precisos. Sin embargo, en otras obras Ángel ha demostrado que sus dificultades físicas no le impiden alcanzar un excelente trabajo gráfico.